Desde un panel de analistas de Argentina, México y Venezuela proponen llevar a tribunales a los medios responsables de la desinformación en el caso de la invasión a Libia por parte de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), de la misma manera como fue juzgado el periodismo que promovió el genocidio en Ruanda en 1994.
“Tenemos mecanismo para condenar a los que mienten y a los que mintiendo provocan crímenes feroces, a los que mintiendo son cómplices de crímenes de lesa humanidad, que se están protagonizando sobre nuestros pueblos indefensos”, expresó Stella Callón, periodista argentina y corresponsal en su país del diario La Jornada.
Participante en el foro denominado La agresión imperialista contra los pueblos: Formato Libia, que se desarrolla en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), en Caracas, Calloni denunció que el poder hegemónico ha tomado la información como un arma legal.
“Es la primera arma que disparan cuando van a iniciar una intervención contra un país”, expresó la analista, quien dijo que los grandes medios de comunicación van creando las condiciones para justificar golpes de Estado.
El papel de la contrainsurgencia informativa es fundamental, agregó. “No podemos dejar que se mate a un pueblo de esta manera, no podemos permitir que otro genocidio suceda ante nuestros ojos. Cada genocidio en el mundo es un misil más apuntando sobre la cabeza de América Latina”.
Indicó que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, confesó que había mandado un comando de la CIA a las zonas cercanas de Libia porque tenía conocimiento de que había una rebelión, y que Inglaterra y Francia enviaron fuerzas especiales al país africano, pero se ocultó la información.
La periodista dijo que la Otan efectuó más de 8.000 bombardeos a puntos fijos y otros miles de disuasión, y se preguntó: “¿A quién se le ocurre que tirarle bombas a una población es un gesto humanitario? Es una destrucción feroz lo que han hecho”.
Calloni llamó a América Latina a solidarizarse con el pueblo libio para que se lleve a los tribunales a los responsables de difundir mentiras y se abra una Corte Internacional que, como en el caso de Ruanda, condene a los dueños de medios de prensa con el mismo castigo que al militar que dirige la situación.
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